Envejecimiento y vejez. Como punto de partida, debemos diferenciar el envejecimiento poblacional y el envejecimiento individual. El primero hace referencia al proceso que experimenta una sociedad determinada, caracterizado por un aumento en los cohortes de población de más de 60 años respecto de aquellos de menor edad. Este es un fenómeno demográfico que se explica principalmente por la disminución en las tasas de fertilidad y un aumento en la longevidad de la población. Paulatinamente, se ha ido instalando en la sociedad chilena el tema del envejecimiento como una realidad presente, que determinará en el futuro parte importante de las relaciones sociales, tomando cada vez mayor relevancia la discusión de la vejez y el envejecimiento, por lo que se hace necesario tener presente las aproximaciones a dicha temática. Desde el punto de vista individual, el proceso de envejecimiento es un continuo que se desarrolla durante todo el ciclo vital, determinado por factores psicosociales, fisiológicos y demográficos, por tanto puede definirse como un proceso multifactorial. Al estar inscrito en el ciclo vital de las personas, se encuentra determinado por aquellas circunstancias que a ese sujeto particular le ha tocado atravesar, por tanto, está determinado por los contextos en que éste se ha desarrollado, sus estrategias de respuesta y adaptabilidad y los resultados de dichas estrategias. Todo lo anterior determinará la manera en que se arriba a la vejez, entendida esta como la etapa final del ciclo vital, lo que no quiere decir que se trate de algo estático, por el contrario, se sigue envejeciendo durante la vejez y se siguen produciendo cambios que deben tomarse en consideración para observar a los sujetos particulares. Desde un punto de vista gerontológico la vejez se entiende como una etapa más del ciclo vital y debe observarse el envejecimiento como el proceso de permanecer activo desde una mirada biopsicosocial que permite proteger la salud funcional de las personas mientras van envejeciendo, frenando el avance de los niveles de dependencia, fomentando el autocuidado, la identidad, la autonomía y la participación de las personas mayores, intentando terminar con la exclusión y el maltrato, fomentando de esta manera la integración social, económica y cultural desde una perspectiva de sujetos de derechos.
FUENTE: Guía de Operaciones para Centros Diurnos Comunitarios Servicio Nacional del Adulto Mayor – SENAMA.