Los adultos mayores son más susceptibles de adquirir algunas enfermedades de tipo respiratorio que otras personas, siendo mas frecuentes las crónicas como la bronquitis crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma bronquial, bronquiectasias. En relación a las enfermedades agudas son mas frecuentes las infecciones respiratorias altas seguido de neumonías y bronquitis.
Estos cuadros patológicos se deben a que las personas de la tercera edad tienen los pulmones envejecidos, por lo que se vuelven más lentos y menos elásticos, lo que finalmente va a limitar su función. Además el reflejo de la tos es más lento y menos fuerte, por lo que dificulta la eliminación de secreciones que están aumentadas, los músculos que participan en la respiración también se debilitan, lo que finalmente aumenta el riesgo de contraer infecciones, además su sistema inmunitario se puede encontrar debilitado.
Por eso los gérmenes, virus o bacterias ingresan al organismo del adulto mayor y encuentran sus mecanismos de defensa insuficientes para controlar el desarrollo de estos microrganismos, provocando finalmente una infección respiratoria.
Una manera de reconocer si alguien de este rango etario sufre una enfermedad respiratoria grave es por los síntomas que presente: fiebre alta, taquicardia (latidos cardiacos aumentados), frecuencia respiratoria rápida (mayor a 30 respiraciones por minuto), alteraciones de conciencia, decaimiento, o cuadros respiratorios que persistan por más de una semana.
Ante esto, el adulto mayor deberá ir a un centro asistencial para que le receten un tratamiento que puede ser desde algo de menor complejidad hasta ser internado en la unidad de cuidados intensivos.
Pero para no exponerse a esta situación, puede prevenir las patologías respiratorias de gravedad evitando la contaminación ambiental e intradomiciliaria, suprimir el tabaco, evitar visitar enfermos y aglomeraciones (hacinamiento), mantener una alimentación balanceada, lavar frecuentemente sus manos, tratar y controlar sus patologías asociadas y seguir los programas de vacunación