Es frecuente observar en las relaciones inter generacionales (abuelos-nietos), que las personas mayores son muy categóricas al expresar su desconfianza ante una situación determinada.
Quisiera partir esta reflexión intentando definir lo que es la desconfianza; concepto que nos indica la falta de seguridad de obtener los resultados esperados ante un suceso determinado, la desconfianza vendría siendo lo opuesto a la confianza, por tanto, refiere la falta de esta última.
Por otra parte “La confianza” representa conductas o sensaciones de seguridad plena o esperanza firme que se tiene respecto de una persona, cosa o situación.
Al respecto es importante considerar que el grado de confianza que una persona tenga estará determinado por los resultados obtenidos previamente en situaciones similares, es decir, la experiencia es un factor influyente en que una persona sea más o menos confiada.
Si los resultados obtenidos en la vida van generando el grado de confianza en la que se fundan las relaciones que se establecen con el mundo, podríamos decir que las personas en la medida que van avanzando en edad van acumulando experiencias que contribuyen a definir el grado de confianza con la que establecen sus relaciones o perciben los acontecimientos de su vida.
La desconfianza suele comprometer todas las facetas de la vida, ya sea la vida personal, laboral, familiar, amorosa, entre algunas. Todos hemos actuado desconfiadamente alguna vez en la vida. Hemos experimentado percepciones negativas de las personas, a partir de una frase suya, una mirada, una postura que nos sugieren todo un mundo de ideas y no siempre buenas. Algunas de esas ideas, son asociadas con conductas observadas y experimentadas en vivencias anteriores, que inconscientemente relacionamos con la realidad y que nos inducen a desarrollar una sensación determinada.
El cúmulo de experiencias que vamos acumulando a lo largo de la vida, influyen en los sentimientos que dirigen nuestras relaciones en el presente, por eso se podría decir que las personas mientras más edad tienen, generan relaciones de confianza y desconfianza más definidas, que en ocasiones tienden a dar inseguridad a las generaciones más jóvenes que están construyendo sus propias experiencias de vida.
Abuelos y nietos
Es frecuente observar en las relaciones inter generacionales (abuelos-nietos), que las personas mayores son muy categóricas al expresar su desconfianza ante una situación determinada, generalmente el impacto que esto tiene en su interlocutor más joven es de resistencia, lo que es natural si se opone a un deseo.
No obstante es importante decir que la riqueza experiencial que los seres humanos vamos acumulando deberían darnos bases más sólidas para relacionarnos óptimamente con los demás y con el mundo en general, para esto es necesario re significar las propias experiencias.
La resignificación de las experiencias nos permitirá aplicar una mirada objetiva de los acontecimientos, contextualizándolos en tiempo y espacio.
La desconfianza basada en experiencias previas podría impedir la opción de experimentar nuevas sensaciones que en definitiva van dándole sentido a la vida, lo peor es llegar a decir en alguna etapa de la vida; “ya lo viví todo y no me queda nada por experimentar”.
Por Sandra Pérez, Ex guía de Adulto Mayor