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Piel Atópica ¿Qué es?


¿Qué es?

La piel atópica es una enfermedad de la piel que se caracteriza fundamentalmente por la sequedad de esta, lo que conlleva a su escamación e irritación y provoca síntomas molestos como el picor. Se trata de una forma constitucional de cutis seco con poca agua y grasa, por lo que se descama e irrita con mucha facilidad.

Esta es la definición que aporta Eduardo López Bran, dermatólogo fundador de la clínica de estética Imema de Madrid.

Causas

Los expertos coinciden en afirmar que la principal causa de esta enfermedad de la piel es la predisposición genética. Pero existen ciertos factores ambientales, alérgicos y alimenticios, e incluso algunas prendas de ropa, que los desencadenan y lo agravan.

Se trata de una enfermedad que afecta a casi un 20 por ciento de los niños y que se prolonga hasta la edad adulta. “Entre un tres y un cinco por ciento de los adultos seguirán padeciendo piel atópica”, asegura López.

El experto también informa de que la incidencia de dicha enfermedad va en aumento debido a los hábitos de vida y a agentes relacionados con la contaminación, la falta de sueño y el estrés, que provocan su aparición.

La dermatitis atópica afecta a bebés y niños y, en menor medida, a los adultos. En los niños suele aparecer en la cara y en zonas de flexión como los codos, las rodillas, la cara interna de la muñeca o en el cuero cabelludo, así como en piernas y glúteos. En el caso de los más pequeños aparece una piel seca y descamada, que se desprende con facilidad.

En el adulto se ven estas irritaciones en cara y cuerpo. Aun así, sea adulto o niño, estas alteraciones se acompañan de un picor más o menos intenso y de posibles lesiones de rascado.

Prevención

Como ya se ha explicado, la piel atópica es un trastorno que no se puede prevenir, dado que se produce por una predisposición genética. Por lo que lo único que se puede hacer es controlarla y combatir los factores que lo agravan.

La piel atópica es un trastorno que va disminuyendo en la transición de niño a adulto, pero no desaparece por completo. Sin embargo, existen algunas formas de evitar su aparición.” En primer lugar, una correcta hidratación de la piel con el uso de cremas emolientes o hidratantes y aceites de ducha para mantener la piel hidratada”, apunta López.

El dermatólogo recomienda darse duchas con agua templada de una duración máxima de diez minutos, en la que se empleen aceites de baño. El jabón debería limitarse solo a las zonas de los genitales, las axilas y los pies. Tras esto, resulta beneficioso aplicar cremas emolientes y secarse el agua sin frotar.

Pero, sobre todo, el consejo más importante a seguir es “mantener una vida tranquila sin situaciones de estrés con deporte diario, ya que ayuda a minimizar los brotes de dermatitis atópica”, señala el dermatólogo.

Estas son algunas recomendaciones básicas que nos da el experto para poder atenuarla:

  • Evitar las duchas largas, que no superen los diez minutos.

  • Mantener una temperatura suave del entorno, es decir, evitar las temperaturas extremas, tanto en invierno como en verano y estar en ambientes frescos.

  • Evitar la excesiva sudoración en verano.

  • Evitar prendas de ropa de nylon y lana y utilizar las de algodón en invierno.

  • Tratar de evitar aquellos alimentos, animales domésticos o el polvo que puedan producir alergia.

  • Lavar la ropa nueva para eliminar los residuos que pueda contener por los productos utilizados en su fabricación.

  • Cortar las uñas a niños y bebés para evitar el rascado.

  • Evitar los detergentes en el lavado de la ropa.

  • Aplicar aceite de baño para regenerar la barrera hidrolipídica que se altera durante el baño.

  • No frotar al secarse después del baño.

  • Aplicar cremas o leches emolientes varias veces al día que favorezcan la hidratación de la piel y eviten la sequedad.

  • Llevar una dieta equilibrada evitando los productos como frutos secos o lácteos, así como los excitantes como la cafeína o la teína.

Cómo tratar la piel atópica

En caso de que el paciente, a pesar de haber seguido estas medidas, siga presentando brotes y afecciones, entonces deberá comenzar un tratamiento dermatológico.

Éste consistirá en el uso de “corticoides suaves tópicos y locales que aliviarán el dolor e inflamación de manera rápida y, además, reestablecer una correcta hidratación de la piel combinando los corticoides con el uso de cremas emolientes o hidratantes varias veces al día”, tal y como informa López.

También advierte que, a veces, puede ser necesario utilizar un antiestamínico por vía oral, ya que detiene la liberación de estaminas, causantes del picor.

A la hora de detectarla, solo hace falta observar si el niño se rasca la piel y si ésta aparece enrojecida e irritada. Pero sí que puede resultar complicado distinguirla de una alergia a ojos de una persona no experta. Ante esto, se debe realizar un diagnóstico diferencial de la dermatitis atópica. En ningún caso debe automedicarse.

Los mejores consejos, asegura López, son “llevar una vida tranquila, una dieta equilibrada, una correcta higiene, evitar ciertas prendas de ropa y tener una buena hidratación diaria”.

Diferencias de la dermatitis seborreica y la dermatitis de contacto

Estos dos tipos de enfermedades en la piel difieren totalmente de la piel atópica. Tal y como comenta el experto, la dermatitis seborreica afecta a las áreas seborreicas: cuero cabelludo, los surcos nasogenianos y, en ocasiones, el mentón o el pecho. Esta afección no produce picor, mientras que la atópica sí.

En cuanto a la dermatitis de contacto, se trata de una enfermedad producida por algo que está en relación con un proceso de alergia e irritación por la aplicación local de algún contactante al que uno es alérgico.


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